
Desde mi rinconcito hago una llamada desesperada a alguna de las múltiples editoriales españolas:
Por favor, hagan ustedes el esfuerzo de llegar a un acuerdo para la publicación y distribución del libro
La Historieta Argentina. Una Historia de
Judith Gociol y
Diego Rosemberg, Ediciones la Flor: Buenos Aires, 2000. Tal vez sólo tendrían que concretar los detalles para enviar una remesa de este interesantísimo estudio para España. Digamos unas 2.000 copias o algo así. La mayoría que se queden en bibliotecas y que otra cantidad vaya a parar a librerías. Yo que soy neófito en estos menesteres de editoriales y publicaciones, sólo puedo insistir hasta desgañitarme de la conveniencia de que ESTE LIBRO se pueda comprar y leer en España. Hagan el favor, hombre, ahora que todo son buenos propósitos y mejores ideas respecto a la historieta.
Aquí abajo la reseña del libro a cargo de Germán Cáceres publicada en
Imaginaria:
Este hermoso libro —una de las contribuciones más valiosas que se han realizado en el país sobre nuestra historieta— está dividido en dos partes bien diferenciadas: "Cronologías" y "Genealogías".
"Cronologías", cuya extensión es de sólo cuarenta y una páginas, condensa la historia de los cuadritos nacionales con precisión y síntesis, y sirve de marco de referencia para que el lector acuda a ella en cualquier momento. Se divide en nueve décadas (del 10 al 90) y parte del nacimiento bastardo del comic: el Yellow Kid (1893), de Outcault. Un aporte enriquecedor lo constituyen las constantes alusiones a historietas, dibujantes y guionistas de otras nacionalidades, de manera que esta obra también contiene en su interior una suerte de compendio de la historieta universal.
Las "Genealogías" son veinte y responden, para Gociol y Rosemberg, a "una clasificación —también arbitraria y discutible— que permite hacer conexiones a lo largo del tiempo". Como señala Pablo De Santis en su brillante prólogo, aquí "El personaje aparece antes que el guionista, el dibujante o las peripecias editoriales". Esta parte es la más vital y creativa del libro, pues se puede empezar por un tema como "Los cowboys" y seguir con "Las mujeres" o "Los sicarios", como si se estuviera consultando un diccionario.
Una dificultad crítica es reseñar estas "Genealogías", pues son tan apasionantes que habría que reproducir la mayor parte del ensayo. Así, en "Los animales" nos encontramos con el humor de Clemente y de Diógenes y el linyera, y desde allí podemos saltar a "Las ciudades" y las audaces y misteriosas geometrías de Parque Chas. O del desopilante Cazador en "Los héroes y superhéroes" a un atormentado y solitario Alack Sinner en "Los detectives". En el "Índice Onomástico", que se incluye al final del libro, se mencionan a más de setecientos personajes.
Otro de los méritos que deben señalarse es la excelencia del abundante material gráfico que ofrece La historieta argentina y los acertados comentarios que se vierten sobre los rasgos estilísticos de los dibujantes. Los autores han concretado un estupendo y concienzudo trabajo de investigación, apuntalado por las numerosas citas y los valiosos testimonios que acompañan al texto.
Este libro depara un auténtico placer visual y una rotunda emoción nostálgica, y puede leerse con el mismo placer con que se leían aquellos famosos Libro de Oro de Patoruzú o los emblemáticos El Libro de Fierro.
Como enunció André Malraux (según la introducción de "Las ciudades"), Buenos Aires es "la capital de un imperio imaginario", es decir de un país que dio al mundo historietas memorables.