domingo, 2 de diciembre de 2007

El club de los comedores de basura


Acabo de leer un artículo bastante curioso en El País: "El club de los comedores de basura". Ya había oído hablar sobre personas que "reciclaban"comida en buen estado que, sin embargo, se desecha por diferentes razones; porque el paquete de arroz está roto, el bote de aceitunas tiene una abolladura, yogures con fecha de caducidad para el día siguiente, o simplemente por falta de espacio para nuevos productos. Bueno, pues al parecer, en New York, cómo no, hay un grupo que se dedica a "hacer la compra" por los contenedores de los supermercados más excñusivos de la Big City. Es el movimiento "freegan". No se dedican a los bocadillos mordisqueados, sino a productos de calidad, muchas veces productos exclusivos, de gourmet, pero sin pagar elevados precios en la tienda. Y me juego la mano derecha a que la gran mayoría vive en cómodos apartamentos y tienen trabajos muy bien remunerados.

Esta actividad viene unida a una conciencia por enfrentarse a la cultura del despilfarro, muy en boga con todo lo que no está cayendo con el cambio climático. Pero van más allá. Se oponen también a consumir cualquier producto de la cultura de masas. Televisión, música, películas, libros...todos estos productos, declaran los integrantes, contienen mensajes subliminales que nos sojuzgan, además del coste para el planeta que supone el uso plásticos, derivados del petróleo o del papel.

Sin embargo, vivir en un mundo extirpado de todo entretenimiento, de todo producto cultural que crea la industria, especialmente si vives en New York, puede ser un suplicio muy duro, por mucha conciencia medioambiental que se tenga.

En el caso de Adam Weissman, uno de los entrevistados, no puede evitar "consumir" comics y ver Star Trek. ¡Toma ya!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Árbol es el que mejor trata a estas personas y el peor es El Corte Inglés, desde que se dieron cuenta, a comienzos de los noventa, han hecho lo posible para que nadie se aproveche de todo cuanto desperdician.

Jorge dijo...

Vaya, y eso de cuidar bien al "cliente" dónde queda?