miércoles, 5 de noviembre de 2008

Los humoristas del 27

Una de las últimas lecturas más estimulantes ha sido Los humoristas del 27 (2002), el libro-catálogo de la exposición homónima que acogió el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, comisariada por Patricia Molins, publicado por Sin Sentido con todo primor. José López Rubio, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española en 1983, titulado “La otra generación del 27”, reivindicó la existencia de otro grupo de artistas del 27, no aquellos grandes poetas como Pedro Salinas, Gerardo Diego o Rafael Alberti, entre otros.

López Rubio se refería a Edgar Neville (1899-1967), Antonio de Lara “Tono” (1900-1977), Enrique Jardiel Poncela (1901-1952), Miguel Mihura (1903-1977) y él mismo (1903-1996). Cinco personalidades del humor que abarcaron múltiples disciplinas, entre las que también figuró el humor gráfico y la historieta. Para López Rubio, los mencionados son, citando a Pedro Laín Entralgo, “los ‘renovadores’ –los creadores más bien –del humor contemporáneo”. Y sin duda fueron claves en esa nueva concepción del humor, que entroncaba con las vanguardias y la presencia infatigable de Ramón Gómez de la Serna, el verdadero introductor de los movimientos artísticos de vanguardia en España.

La nómina de artistas no puede (ni debe) reducirse a esos cinco nombres. La obra Los humoristas del 27 se encarga de expandir ese privilegio a otras figuras capitales como Antoniorrobles, Bon o K-Hito. Pero también se queda corta esta lista o de lo contrario, cómo dejar fuera a Bagaría, por ejemplo. A través de una cuidada selección de textos teóricos, cinco ensayos deliciosos entre los que destaca el magistral “El humor en España: del Romanticismo a la Vanguardia” del profesor José Carlos Mainer, nos adentramos en el territorio del humor y entendemos la extraordinaria importancia que el humor tuvo en la concepción y el desarrollo de los movimientos de vanguardia. No en vano el filósofo más importante del momento, acaso el mayor filósofo que ha dado España, don José Ortega y Gasset ya lo anunciaba en su influyente La deshumanización del arte e ideas sobre la novela (1925): “Pero el artista de ahora nos invita a que contemplemos un arte que es una broma, que es, esencialmente, la burla de sí mismo. Porque en esto radica la comicidad de esta inspiración. En vez de reírse de alguien o algo determinado –sin víctima no hay comedia -, el arte nuevo ridiculiza el arte”. No hay que olvidar tampoco las aportaciones de Sigmund Freud, Henri Bergson o Luigi Pirandello, que también teorizaron sobre el chiste, la risa o el humor respectivamente.

El libro en cuestión viene adornada con preciosas reproducciones de míticas revistas de los años 20 y 30, Gutiérrez, Buen humor, El perro, el ratón y el gato, Macaco o La ametralladora, que en plena Guerra Civil Española y dirigida por Miguel Mihura, elaboraría un humor, en la medida de lo posible, alejado de furibundos belicismos. Una mirada humorística a la condición humana que se prolongó en la famosísima publicación La Codorniz (1941), que supo llenar un espacio que había quedado baldío tras la contienda. Un humor que trascendió ideologías y que precisamente por ello estableció una comunicación con un público lector escarmentado mayoritariamente de guerras y luchas sin sentido. La obra se acompaña de breves semblanzas biográficas de los artistas y ejemplos aparecidos en las citadas revistas. Finalmente, una selección de textos a cada cual más hilarante como el firmado por Menda y Jardiel Poncela “Un juicio gutierresco”, publicado en Gutiérrez en 1928, sobre un juicio ficticio a José Martínez Ruiz (Azorín) y Pedro Muñoz Seca, por su atrevimiento y alevosía, con el agravante de nocturnidad, al representar una obra teatral frente al desvalido público que dormitaba en una sala, de extraño parecido al de un patio de butacas, o sea, un teatro.

Más información, como siempre, en Tebeosfera. Pero con una salvedad. En la entrada de Tebeosfera, figura erróneamente que la portada del libro es obra de K-Hito, cuando en realidad es de Miguel Mihura, portada de la revista Gutiérrez nº 322 (1933).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Existe alguna posibilidad de conseguirlo, tiene una pinta extraordinaria.
Miguel

Jorge dijo...

Pues sí, a través de alguna tienda de cómics, se consigue. Yo lo compré en Futurama, en Valencia. Aunque también lo he visto en alguna tienda online.

El libro está editado con todo primor por SinSentido, papel de alta calidad, reproducciones a color. Excelente. Y la calidad de los artículos es sobresaliente. Un gustazo, la verdad. Lo malo es que es un tanto caro, ronda los 30 euros.

Anónimo dijo...

Lo he encargado en mi tienda de comics. POr cierto, echo en falta alguna referencia a Mingote, superviviente de esta generación, y quizás el más grande de nuestros humoristas gráficos. Me suena que siendo más joven que estos, si participó en La Codorniz, Madriz. Quizás por edad se queda fuera de esta generación del 27. Muchas gracias y un saludo.

Por cierto, uno de los grandes relevos generacionales en humor gráfico es para mí Puebla junto con Fondevila, desde diferentes perspectivas.
Miguel

Jorge dijo...

Hola Miguel,

Me alegro que lo hayas conseguido (encargado) el libro. Mingote participó en La Codorniz, de hecho en una reciente antología de la revista, él se encargó de prologar la edición. Pero como bien dices era todavía un niño (nació en 1919) cuando estos autores, Tono, Mihura, Neville, Jardiel ya llevaban años de producción. Pero claro, el relevo lo tomaron gente como Mingote Gila o Chumy Chúmez.

Sí, estoy de acuerdo. Del humor gráfico que se hace ahora, Puebla, Ricardo y Manel Fontdevila serían la tríada de artistas que aportan "algo más que los demás". Aun con toda la carga de ambigüedad que eso signifique pero me parecen sobresalientes y los que realmente están a la vangaurdia del humor gráfico hoy en día.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Ya lo tengo en mis manos y tiene una pinta estupenda. LA gran pega es el tamaño, porque muchas reproduciones resultan ilegibles, y creo que su lectura es fundamental para entender ese humor tan especial.
Un saludo de nuevo y gracias por recordarme esta ilustre generación.
Miguel