viernes, 26 de septiembre de 2008

Bienvenidos al reino de la novela gráfica


Interesante artículo de Felipe Hernández Cava para El Cultural. Además de un sucinto repaso a algunos de los nombres más relevantes del ultimísimo panorama historietístico español (Gustavo Rico, Luci Gutiérrez, Víctor Santos, David Rubín, Fidel Martínez, Carlos Vermut, Lola Lorente, Alfonso Zapico, Alberto Vázquez o Nicolai Troshinsky), mete el dedo en la llaga ante las nuevas carreteras por las que discurre la novela gráfica actual. Básicamente, un llenado de páginas incesante con un infantilismo visual. La justificación de la anterior combinación es según Cava la supuesta gravedad de los asuntos que trata. Se puede o no estar de acuerdo pero está abordando de cara lo que todos parecemos disculpar. Sin centrarnos únicamente en la novela gráfica española, ¿entraría Persépolis dentro de esa categoría? Personalmente creo que el estilo gráfico funciona muy bien en la obra y no veo capítulos de relleno, aunque es discutible. Satrapi utiliza un trazo sencillo, infantil si acaso, aunque teniendo en cuenta que la historia se cuenta a través de los ojos de una niña, parece casar muy bien. Sin embargo bien podría haber ido evolucionando ese estilo a medida que su protagonista iba acercándose a la adolescencia y la sobrepasaba. O tal vez no era necesario y a la luz del resultado final parece lo más sensato. Pero no es la primera vez que escucho a varias personas que disfrutan con la historieta, sentirse reacios a la lectura precisamente por la parte gráfica.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo mismo. Por mas vueltas que le doy al tema siempre llego al mismo punto, el cómic es narración, si, pero con IMÁGENES. Son dos elementos inseparables. Se puede contar una historia mediante dibujos sin saber dibujar bien, pero es innegable que quien mejor dibuje podrá narar con mas facilidad. Puestos a escoger, prefiero a Foster, Pratt o Breccia (realismo, impresionismo y expresionismo) antes que a Satrapi (infantilismo ¿?). Ojo, prefiero, pero no rechazo.

Angux dijo...

Yo, al igual que Anguloagudus, prefiero un buen dibujo. Pero como él, tampoco rechazo lo contrario. Si así fuera me hubiese perdido muchas de las obras que una vez leídas, no solo me han gustado sino que se han convertido en los comics que más presto (que por algo será) como La Teteria de Oso Malayo (del propio Rubín, al que citas en tu comentario) Blankets o Píldoras Azules (por poner algunos ejemplos)

Después de todo esta es una de las grandes cuestiones del comic hoy en día.

Un saludo.

Jorge dijo...

Totalmente sensatas y coherentes vuestras apreciaciones. El cómic es narración con imágenes y quien mejor sepa combinar ese lenguaje conseguirá un mejor resultado final.

Si lo llevamos a la literatura, hay autores con una gran capacidad para la narración pero con un limitado bagaje lingüístico, hecho que condiciona de alguna manera el resultado último. Y con esto estoy totalmente de acuerdo con anguloagudus, "prefiero, pero no rechazo". Puedo disfrutar de una buena novela como "Historias del Kronen" en la que el lenguaje que emplea José Ángel Mañas se concentra en una realidad muy específica, la vida urbana nocturna madrileña. Mientras que Nabokov o Joyce despliegan además de una capacidad narrativa sobresaliente, unos recursos lingüísticos muy variados. Y no hace falta irse tan lejos, tomemos por ejemplo "La Sombra del viento" de Zafón o volvamos a los clásicos que siempre están ahí para demostrarnos lo que es la modernidad: "El Quijote".

De todas las aportaciones, siempre y cuando estén bien pensadas y realizadas se puede obtener no sólo un placer estético sino un aprendizaje. Por eso tengo en muy alta estima la obra de Satrapi, aunque a nivel estético esté a años luz de un Foster o un Breccia.

Emilio Aurelio dijo...

El mismo Pratt, que incluyo en mi lista, no tiene un dibujo espectacular, pero sabe dibujar y se nota (a La Balada... me remito). Solo añadir un argumento mas: hay muchas disciplinas artísticas cuyo objeto tambi´én es contar historias, sólo el cómic usa para ello el dibujo, es su marchamo distintivo, no lo dejemos pues en un segundo lugar, estaríamos debilitando aquello que le da sentido.
Hasta pronto.

Álvaro Pons dijo...

El problema del dibujo o de su estilo es sempiterno. ¿Qué es un buen dibujo? ¿Foster o Calpurnio? La postura académica es evidente, pero si tenemos que evaluar desde una perspectiva historietístca, tenemos que hablar de eso tan elusivo de la narrativa. Se trata de contar historias, y de comprobar si el dibujo cuenta la historia. Y en ese aspecto, Foster cuenta una historia y Calpurnio, también.
Yo debo reconocer que no me ha gustado el texto de Cava. Su análisis es sorprendentemente parecido a los que hace 30 años se oponían a los tebeos de EL Cubri porque estaban mal dibujados y eran feos.
Mi conclusión es ante esto siempre la misma: el estilo de dibujo debe funcionar para la historia que se está contando. Seguramente, el Príncipe Valiente con el estilo de Calpurnio sería un mierda, pero el Cutlas con el estilo de Foster, también.
Y, a partir de ahí, disfrutemos de los tebeos independientemente del estilo de dibujo, sólo en función de eso que es la narración gráfica.

ByTito dijo...

personalmente creo que satrapi no pudo dibujar mejor porque no puede.

Excelente narradora tanto visual como grafica.

es necesario que dibuje mejor? el estilo infantil se adecua a una historia tan dramática?

Creo que satrapi dio de lleno en su estilo.

Emilio Aurelio dijo...

Dicen que la vida es como un péndulo, nunca está en su punto de equilibrio, solamente pasa por él buscando uno de los extremos.

Pienso que ahora se sobrevalora un tipo de dibujo muchas veces feista, otras veces exageradamente minimalista o infantil. Y no digo que esa forma de dibujar esté mal, sino que nos estamos olvidando de la otra.

Si a Satrapi le gusta dibujar estoy seguro que le gustaría mejorar para que esa mejora revierta positivamente en su trabajo. Lo contrario me parece un contrasentido.

Por poner otro ejemplo, Spiegelman en Maus me gustó mucho, y su estilo no no puede llamarse precisamente académico.

Extrapolando el caso a la pintura, Picasso demostró un dominio académico bestial que le permitió todo lo que hizo luego. Pero cuando se pretende directamente llegar sin pasar por los periodos de aprendizaje no es posible, y se nota.

Jorge dijo...

Difícil asunto porque aunque podamos diferir en lo que es un buen dibujo, hay una cierta coherencia en definir a un gran dibujante (pintor, ya que menciona agudus a Picasso) como aquél que ha pasado con éxito por todos esos períodos de formación que menciona agudus. Hasta llegar a su personal autonomía. Bueno, al menos así lo entiendo yo. Picasso ya había dibujado todo lo humanamente posible (figurativo, entiendo) cuando incursionó en el arte de vanguardia, en el cubismo. Ahí están sus cuadros de la Academia de San Carlos en Madrid, una maravilla de cuadros tempranos del genio.

En historieta, hablamos de narración con imágenes. Si lo entendemos como un todo porque al final hablar de fondo y forma es una chorrada, habrá que prestar atención al resultado final. O sea al buen uso que de las imágenes se ha hecho para contar una historia. Con esto me refiero al uso de perspectivas, planos, gestualidad, expresión, etc. ¿En qué lugar queda la belleza artística del dibujo? Creo que de alguna manera siempre nos estamos refiriendo al dibujo figurativo, como si habláramos de pintura.

Aunque para ser sincero, yo sí le reconozco a Cava cierta valentía por abordar un asunto que suele estar en boca de todos pero que raramente alguien considera. Lo de una cierta infantilización justificada por temas serios.

Emilio Aurelio dijo...

Perdona mi insistencia, pero es que el tema da para mucho, sobre todo porque vamos abriendo nuevos frentes.

Sería magnífico poder hablar de un todo unitario narración/imagen. Pero, no es así, tan no es así que hay guionistas y dibujantes, aunque a veces se aglutinen en uno. Pero si es cierto que lo importante es el resultado final.

Pongamos un ejemplo. Berni Whrigstone y su Frankestein. No es igual cuando solamente ilustra, aún siendo ilustraciones de un relato, que cuando hace la historieta. En ésta última el dibujo es menos detallado, pero no por eso renuncia a sus habilidades como grandísimo dibujante, sino que las pone al servicio del relato, para crear la atmósfera necesaria. Y no llego a entender que como lector no pueda admirar su labor como dibujante y detenerme a ver ese dibujo mientras leo el relato. Yo no me considero capaz de hacer una lectura unitaria de ese tebeo, no puedo hacer abstracción y olvidarme de los tramados con tinta, las sombras, las expresiones deformadas de los personajes por el terror.

Sinceramente, pienso que intelectualmente es atractivo como propuesta, pero en la realidad no es así.

Por último, hagamos el ejercicio mental de quitar a esa historieta todos esos tramados, rayados, sombreados e "innecesarios" alardes técnicos y ¿que nos queda?. Algunos dirán que la auténtica historieta, su esencia. Yo entiendo que la hemos destrozado, que se ha perdido todo el valor añadido que se puede conseguir mediante un buen dibujo.

(por cierto, acabo de comprarme el Píldoras Azules que recomendaba Angux, veremos si me convence).

Jorge dijo...

Veamos si consigo explicarme sobre lo de fondo y forma. Creo que en esto tengo una evidente deformación profesional por mi formación en estudios literarios, donde tradicionalmente tal distinción era la pauta a seguir. Un craso error porque la obra es un todo y la técnica, inspiración, argumento, punto de vista e incluso la recepción de dicha obra, son elementos clave para valorarla.

Intentemos trasladar esto a la historieta. Cierto que hay guionistas y dibujantes y en ese terreno lo anterior se complica. Aunque para conseguir un producto artístico deben trabajar juntos (juntos, entiendo en cooperación, pese a que a veces ni comparten un mismo espacio físico) y sus dos tareas a priori, guión y dibujo terminan desde mi punto de vista solapándose. Precisamente creo que es una de las características de la historieta, ese carácter popular, de taller artesanal donde varias personas trabajan (guionista, dibujante, entintador, maquetador, etc) pero yo no las entiendo como actividades independientes porque si así fuera el resultado sería un galimatías de aquí te espero.

En el caso de los artistas que escriben y dibujan sus historietas no creo que quepan dudas sobre lo inútil de esa distinción de fondo y forma. El trabajo es unitario, orgánico, con un único fin: contar una historia con imágenes. Pongamos por caso "El artefacto perverso" de Cava y Del Barrio. Los distintos estilos de la historieta están en función de lo que se cuenta y no al revés. Es un precioso ejemplo de integración de guión y dibujo.

Berni Wrightson es una bestia del dibujo. Y en ningún momento digo que uno tenga que abstraerse de la sutileza de su trazo para admirar la obra al completo. Se perdería parte de la obra. La obra lo es todo. Y todos los detalles la componen. Pero obviamente mi lectura de Frankestein de Mary Shelly me produce una respuesta estética como lector diferente a la obra ilustrada por Wrightson. En realidad, son dos obras distintas. Mi recepción de las dos obras fue diferente porque los dos "textos" tienen una distinta composición.

En fin, no sé si me explique algo mejor y lié todavía más la perdiz.

Jorge dijo...

Por cierto que a finales de mes habemus nueva reedición del Frankestein ilustrado por Wrightson. Editorial Dark Horse, 29$ o 14 pounds en Amazon.co.uk.

Anónimo dijo...

Disculpa la tardanza, pero antes de seguir he preferido leerme la recomendación de Angus: "Pildoras Azules" de Peeters. Me ha gustado, lo reconozco, y el dibujo no es preciosamente de mis favoritos, pero es perfecto para la historia que cuenta, que es como un diario íntimo. Por eso, estos dibujos que parecen esbozos son como la letra de uno cuando escribe para si mismo. Creo que el fondo de la cuestión radica en que no disponemos de un lenguaje apropiado para hablar del cómic, por lo que tenemos que hacer muchas r3eferencias y analogías con otras disciplinas, que son provechosas, pero no facilitan la fluidez.

En cualquier caso, me parece que el viaje teórico y práctico de Alex Topth hacia la síntesis es mas adecuado que el de aquellos otros que renuncian a la imagen, pero también mas diofícil.