lunes, 22 de septiembre de 2008

Representar la violencia

Cómo expresar la crueldad. Cómo reflejar en papel la violencia de un exterminio. Cómo acercar a un lector que nada sabe, que nada conoce de esa realidad y hacerle sentir que esa violencia es cercana, posible, reproducible en su contexto vital. La violencia está por todas partes, en las pequeñas agresiones diarias y, dejada a su antojo, sin riendas, se convierte en un monstruo difícil de domar. Art Spiegelman supo describir esa extrema crueldad en Maus. Carlos Giménez nos ha hecho llorar a más de uno con las historias de Paracuellos, tan llenas de miseria y de sumisión. El texto de abajo, firmado por Ricardo Piglia de su serie La Argentina en pedazos, se centra en la violencia oligárquica a través de los textos del también escritor argentino David Viñas, quien sufrió en carne viva el secuestro y desaparición de sus dos hijos. Está historia ya la hemos leído antes. Sí. Es tristemente recurrente en el caso argentino y no hace tantos años de aquello. Viñas, dos veces Premio Nacional de Literatura, además de otras distinciones, fue galardonado con la prestigiosa beca Guggenheim en 1991 que rechazó al punto, recordando a sus dos hijos, todavía desaparecidos. Más tarde diría, "Un homenaje a mis hijos. Me costó veinticinco mil dólares. Punto."



El comienzo de la novela Los dueños de la tierra (1958) que narra la matanza de indios en la Paragonia es un sobrecogedor ejemplo de crueldad. Pero cómo llevar al lenguaje de la historieta esa violencia desgarradora. He escrito ya 6 veces la palabra violencia y es la que a uno se le queda en la mente al leer tanto el texto de Viñas como la fantástica versión de Enrique Breccia. Retazos, imágenes, fogonazos apenas sin rostro, sin ojos...y la lacerante rutina del asesino que despersonaliza al ser humano que va a matar: "Como si fueran guanacos". Onomatopeyas, elipsis, casquillos, primeros planos, planos en detalle y luego la panorámica de los asesinos, viñetas monótonas, estables, repetidas y monocordes que contrapuntean la masacre. No sé cómo se puede expresar la violencia pero Enrique Breccia me produce escalofríos con esta versión.



4 comentarios:

Angux dijo...

También del caso argentino "Recuerdo de la Muerte" de Miguel Bonasso.
Hace tiempo que lo leí, pero aún recuerdo el dolor que sentí al hacerlo. Las torturas que inflingían a los protagonistas, la picana, el mantenerte horas y horas con los ojos tapados..., no era comparable al dolor que te puede causar no saber nada de tus seres queridos, más tratándose de los hijos.

Sin duda el hombre, en conjunto y por separado, es capaz de lo mejor y de lo peor.

Tanto lo uno como lo otro, el amor con mayúsculas y el odio irracional, nos lo muestran de una forma magistral Lapière y Pellejero, en dos comics que desde aquí y con tu permiso me gustaría recomendar. Un Poco de Humo Azul y El Vals del Gulag. De este último hice una reseña en mi blog.

http://lacaravinieta.blogspot.com/2008/08/lecturas-el-vals-del-gulag.html

Un saludo.

Jorge dijo...

Gracias por las recomendaciones angux, muy certeras. Todavía no he podido leer EL Vals del Gulag y ya va siendo hora porque el plnatemiento me parece muy interesante. Después de leer tu reseña me han entrado más ganas si cabe de leerlo.

Sobre la dictadura argentina, una vez tuve la oportunidad de escuchar en un salón de clase abarrotado, cuando estudiaba en los EE.UU. a un secuestrado por la junta militar. Nos habló del día a día en esos no-lugares donde encerraban a cualquier persona por el motivo más insólito. La picana, que él mismo se encargaba de arreglar porque era ingeniero, y lo hacía bajándole los voltios para provocar menos dolor. Si no la arreglaba entonces mataban directamente a una persona. Muy duro escuchar estas cosas con la persona que lo ha sufrido en frente. Queda muy bien retratado esto mismo en las películas "Garage Olimpo", "La historia oficial" o "La noche de los lápices", muy recomendables las tres.

Un saludo!

alejandro aguado dijo...

La historieta de don Enrique Breccia es una maravilla gráfica, dolorosa desde el relato. Enrique, un tanto eclipsado por la figura del padre, es un dibujante descomunal.
Solo resta aclarar que las matanzas a las que aluden no fueron realizadas en Patagonia,eso es un error. Sucedieron en Tierra del Fuego y las víctimas fueron los indios Onas. Eran promovidas por los grandes terratenientes y desde no hace mucho se están encontrando fosas comunes que contienen craneos con agujeros de balas en la nuca. En el grueso de Patagonia los indígenas fueron primero asimilados y luego "invisibilizados" por la cultura dominante, pero aún están presentes y revalorizando su cultura: tehuelches y mapuches.
En el centro de Patagonia pude rescatar la historia de dos de esos hombres que trabajan asesinando Onas en Tierra del Fuego.
Alejandro Aguado (desde Patagonia)

Jorge dijo...

Alejandro,

Te agradezco mucho la aclaración. Pensaba, erróneamente, que con las comunidades mapuches se había prácticado una política de eliminación tal y como se plantea en la versión de Breccia. Brutal lo que comentas de haber conocido a dos personas que se dedicaban a eso mismo, a matar Onas en Tierra del Fuego.

Un saludo.