Censura de la buena

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que el tema de la censura está de moda con la portada de El Jueves, quería recordar algunos momentos memorables en la historia de la censura tebeística. Revisando la Historia del Tebeo Valenciano ( que sacó en fascículos en los 90 el diario Levante, me he encontrado con algunos buenos ejemplos durante el franquismo. Y es que el asunto de la moral siempre ha sido tabú en las Españas (¡con la Iglesia hemos topado!). Con el franquismo...simplemente se convirtió en un tema de descerebrados que miraban con lupa si los tebeos contenían algún material indecente, amoral o contrario a las tesis y los postulados de la Iglesia Católica y del Movimiento Nacional (que en esto y en otras cosas fueron de la manita). Los ejemplos son de "Purk. El hombre de piedra", "Roberto Alcázar y Pedrín" y "El Guerrero del antifaz". Y digo yo, ¿¿qué collons puede hacer el Guerrero del Antifaz sin su espada?? ¿Espantar las moscas? Es que tiene bemoles la cosa. Y lo de Purk es para alucinar. No solo le bajan la falda (hasta la rodilla, por supuesto) sino que separan al maromo, no sea que el chaval que lo leyera se imaginara cosas. Un premio habría que darle a ese chaval si se llega a imaginar alguna escena morbosa de ese dibujo. ¡¡Premio por inventiva!! En fin, ahora lo ves y te da risa pero en su momento...gracia ninguna.


Esa forma de coger... esa falda




















¡¡Esa viñeta del Hara-Kiri me la quita ya!!




















Siempre con las espaditas. ¡Pues se acabó!