miércoles, 1 de agosto de 2007

El ficticio boom del cómic en España Parte I



Cuando le preguntas a una persona aficionada a los cómics, de entre 30 a 40 años, sobre sus recuerdos respecto a las revistas de historietas que poblaron España durante los años 80, es muy probable que levante la vista, esboce una sonrisa y se quede pensativo unos segundos, recordando con un aire de ensoñación y melancolía todas aquellas publicaciones míticas como 1984, Cimoc, Totem, Creepy, El Víbora, etc. Los años 80 fueron claves para la historia española y el cómic, además de su valor artístico y de entretenimiento, es un medio de comunicación que reflejó (parcialmente) los cambios radicales que se estaban produciendo en España tras la muerte del dictador. Sin embargo, ¿toda esa profusión de revistas, publicaciones, autores noveles, editores ambiciosos, etc, etc, realmente influyó de manera decisiva en el devenir del medio, revitalizándolo hasta otorgarle un lugar estable en la industria cultural de nuestro país? Para hacerlo más corto, ¿el supuesto boom de la historieta en los años 80 merece tal apelativo? ¿Se puede hablar de un boom del cómic en España durante los años 80?
Vayamos por partes. En primer lugar, estamos hablando de unas publicaciones dirigidas a un público lector adulto, ya que los tebeos de la editorial Bruguera son un caso aparte. Bruguera continuará imprimiendo nuevas ediciones de tebeos con éxito, una fórmula que significó ingresos seguros con un material que ya tenía un público lector ganado (y con esto no queremos decir que ese público fuera solo infantil, ni mucho menos). Hablamos de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Carpanta, etc. Esta apuesta editorial nos parece pan para hoy y hambre para mañana.
Hacia finales de los años 60, es cuando podemos hablar de las primeras publicaciones para adultos durante el franquismo. La Ley de Prensa de 1968, que impulsó Fraga desde el Ministerio de Información, impone la tipificación de publicaciones "para adultos". Esta nueva situación reconoce (felizmente) a un lector adulto que lee historietas pero lo distingue diametralmente del lector que consume las publicaciones de Bruguera (que se piensa es solo un público infantil).

Con la muerte de Franco en 1975 (si no antes) empieza la llamada transición española, con toda la serie de tiras y aflojas entre los diversos grupúsculos de poder que intentan perpetuarse (los unos) y dejarse ver y oír (los otros). Y en medio de toda esta confusión de dimensiones bíblicas algunos editores se plantean la publicación de todo ese material extranjero que con la autarquía cultural y económica, se quedaba en la frontera. Del mismo modo que Carrillo se atrevía a hacer declaraciones para diarios internacionales desde Madrid y el PC salía a la calle en un claro pulso al poder decrépito del moribundo régimen, editores como Josep Toutain (1932-1997) (figura indiscutible de este periodo) lideran esta nueva época que durará lo que ellos mismos tardaron en exprimir la vaca del cómic adulto, teniendo como modelos las publicaciones norteamericanas y francobelgas. Se publicó desde el cómic de autor hasta el cómic pornográfico, pasando por el satírico o los clásicos norteamericanos. Se publicó mucho cómic extranjero y también nacional. Aparecieron nuevos autores que se han mantenido en la industria editorial, como Miguelanxo Prado, Federico del Barrio, Jordi Bernet, Josep Mª Beá, El Cubri… Y muchos otros perecieron de manera tan fulgurante como nacieron durante esta época. Sin embargo, si en Francia y Bélgica sí se ha conseguido crear un espacio respetado y asimilado para el cómic como parte de la oferta cultural para el ciudadano medio, ¿qué ha pasado en España para que todavía una gran parte de la población relacione el tebeo con los niños? ¿Qué ha ocurrido aquí para que a pesar de ese ficticio boom del cómic en los 80, la lectura de historietas se considere (por una parte amplia de la población) un entretenimiento marginal, propio de adolescentes o frikis desfasados?

12 comentarios:

alberto dijo...

Bueno, lo primero bienvenido de vuelta a la blogosfera después de tu periplo por la pérfida Albión. Espero que los esfuerzos por encontrar un piso hayan sido fructuosos. Se hace necesario un post para contar tal aventura...

Respecto a la serie de preguntas que planteas, y desde el más profundo desconocimiento del tema (lo cual no es, ni mucho menos, óbice para que no pueda dar mi opinión, como los periodistas deportivos españoles) sugeriría que se acumulan dos factores claros:

1. En España, como norma general, no lee ni Dios (más allá del Marca, algún periódico generalista, y la prensa del corazón). Reconozco que es posible que ahora esa tendencia esté decayendo, pero creo que estarás de acuerdo conmigo que durante los ochenta, España era uno de los países europeos donde menos se leía.

2. Dado el factor 1 (osea, que en España no lee ni Dios), y que ya de por sí el cómic se entiende en España como algo para críos, dudo muy mucho que el medio artístico de elección del españolito de a pie fuera la novela gráfica. Por lo tanto, no creo que sea en absoluto sorprendente que el llamado boom que mencionas, en realidad no fuera tal.

Toma análisis reduccionista que me he sacado de la manga...

Saludos

Mario Alba dijo...

Y como siempre dice mi amigo Nacho, desde que me mudé a los USA las ventas de libros en España cayeron en picado, hahaha.

Jorge dijo...

Finn5fel,

contigo en España, te aseguro que las estadísticas de ventas de libros crecerían de manera significativa.

Alberto,

me gusta esa introducción que haces habitualmente cuando comentas sobre cómics. Cómo que desconocimiento!!?? Pero si fuiste tú quien me descubrió Watchmen!! Sí, tienes razón, España es uno de los países de Europa que menos lee. Tal vez sea esa una de las razones primordiales por las que n ha podido establecerse la historieta gráfica (todavía) como un producto cultural equivalente y asimilado como la literatura o el cine. Tu análisis reduccionista brilla en su certero disparo.

El post viene en respuesta, principalmente a quique, que me pidió un "sesudo" análisis de lo que yo llamaba el "ficticio" boom del cómic en España. Y es que no se entiende que si todo fuera a las mil maravillas en los 80, con tal cantidad de publicaciones (ahora mitificadas) haya quedado más bien poco de todo aquello. Un verdadero boom habría supuesto el despegue de la historieta en España y no la confirmación de su decadencia.

Pero bueno, ahora soplan otros vientos más favorables. Veremos...

Anónimo dijo...

La verdad, yo no es que tenga mucha idea del tema, pero creo que el españolito medio de aquella época cuando oía hablar de cómics, se iba por el TBO y como mucho Asterix o Tintín. Yo no es que tenga ni treinta ni cuarenta años, pero desde luego era mi caso, como también lo era el de mucha gente que conozco.

Jorge dijo...

Claro Halagan. Los que tenemos menos de 30 años creo que mamamos el cómic con Tintín, Asterix, Mortadelo y Filemón y a mucha honra!! Yo soy y he sido siempre un fanático de Conan, jejeje.

Aunque es cierto que le robaba las revistas a mi hermano mayor y alucinaba con esos cómics. Debo confesar que entendía poco. tal vez aquello de "para adultos" tenía algún sentido después de todo. Yo me acerqué a aquellos cómics mucho después, a través de la reventa y me gustan muchas cosas de las que se hicieron. Aunque otras eran malas de verdad...

alberto dijo...

Bueno, gracias por lo darme el mérito de haberte descubierto Watchmen (que por cierto, siento curiosidad por saber cómo la va a dejar Zack Snyder en película). Pero digamos que lo descubrimos a la vez. Yo tenía la novela en casa, pero no se me ocurrió leerla hasta hace bien poco (fue un regalo de un amigo al que no le había prestado demasiada atención).

Lo que dice Halagan es muy cierto. El españolito de a pie (osea el de nuestra edad) sólo sabe de comics lo justo (leáse Mortadelo, Superlópez, y demás personajes de Bruguera y luego ediciones B) y en plan internacional Asterix y Tintín. Sin embargo, y corrígeme si me equivoco, los cómics y las revistas especializadas de los que hablas dan una sensación más lejana, tanto en el dibujo, como en la temática, más cercano al comic americano y por tanto sólo al alcance (aunque supongo que sería mejor decir "que sólo cuenta con el interés") de unos pocos.

Vaya, al final va a resultar que no soy tan analfabeto funcional en cuanto a cómics se refiere...

Álvaro Pons dijo...

Excelentes artículos.
Servidor, que por viejo, vivió pasmado y alucinado esos años, te puede asegurar que la situación era paradójica y no tan ficticia. Los medios de comunicación acogían sesudos artículos sobre tebeos, con los famosos enfrentamientos entre línea clara y los seguidores de los clásicos. Todo el mundo sabía qué era El Víbora (con casi 70.000 ejemplares vendidos al mes) o el 1984 (que llegaba a los 50.000). En Madrid la movida tenía en la historieta uno de sus principales filones y todo aquél que quisiese estar al día tenía que saber quién era Cesseppe o Ana Juan o qué era el Madriz.
Loas instituciones, espoleadas por el Madriz, jalearon de revistas de historieta toda la geografía española, en Valencia se planteó el "Valencia capital del cómic"...
Yo creo que la causa del final de este boom fue, seguramente, la autocomplacencia y pensar que con repetir hasta la saciedad esquemas la cosa funcionaría eternamente.
Pero no fue así...

Por cierto, veo muchos valencianos por aquí! A ver si hacemos una quedadilla bloguero-comiquera por estos lares... :)

Jorge dijo...

Alberto,

de analfabeto funcional una leche! Me parece muy acertado lo que comentas. Hay una gran diferencia entre lo que se publicaba en 1984 (con Corben a tope) y los cómics de Bruguera. Precisamente fue ése uno de los logros de la "era Toutain". Nos trajo todo el material que aquí se desconocía. Pero sí, tienes razón. Acercarse a las revistas de aquella época, imagino que requería un esfuerzo inicial. Aunque por las cifras que pone Álvaro Pons la cosa parecía bastante importante. Las cifras cantan.

Por cierto Álvaro, cuando quieras organizamos esa quedada blogueril. De hecho ayer me compré El Manglar 4 en "Gotham" y estabas allí de charla con unos colegas. Es que soy un pelín tímido :(

Álvaro Pons dijo...

Coño!!!!
Pues la próxima vez no lo dudes y nos tomamos un cafetillo! :)
Joder, el mundo es un pañuelo :))

Jorge dijo...

Un pañuelo moqueao, sí señor. Hecho, a la próxima un café. Y a ver si quique, al que no he visto en mi vida (igual podría ser un alien, vete tú a saber...) se quiere unir a esa quedada blogueril...

Álvaro Pons dijo...

Por mi encantado. Me enviáis un mail a alvaro.pons(arroba)lacarceldepapel.com
y os paso mi teléfono para quedar.
Abrazos

Jorge dijo...

Ok, genial.

Un saludo!

Quique, tú qué dices??