martes, 27 de noviembre de 2007

La Dictadura del Entretenimiento. ¿Gafapasta o superheroico?

Hace un par de días colgó Álvaro Pons una entrada a raíz de un artículo publicado en El País del escritor Vicente Verdú, con un polémico decálogo sobre lo que debería perseguir la nueva narrativa, con el fin de no perderse en la maraña de medios audiovisuales que, según Verdú, están desvirtuando la literatura, convirtiéndola en un vacío de historias de usar y tirar. Éstas son algunas perlas del provocador artículo de Verdú:

“Paralelamente, así como en la pintura es inconcebible producir sin tener presente la fotografía, la televisión, los videojuegos, el avión, los grafitis o cualquier pantalla, en la narración es torpe seguir como si no existiera publicidad, correo electrónico, chats, cine, YouTube, MySpace o la blogosfera. Quienes en los países donde se han desarrollado las nuevas formas de comunicación continúan redactando novelas a la antigua usanza atienden sólo a los lectores vetustos, incomunicados o burdos. Y también a los que aprecian los libros en cuanto les parecen películas o telefilmes impresos y en donde la escritura cumple la simple función de entretener durante el trayecto en avión o metro.”

“Muchos leen y suponen que están leyendo literatura o incluso un libro cuando, en realidad, prestan su atención a enmascarados guiones de cine, borradores de telefilmes o largos bocadillos de cómic.”

Personalmente, me gustó el artículo porque era chocante y llamaba a remover conciencias, a la divergencia de opinión, a preguntarse sobre el lugar de la literatura en la actualidad. Otra cosa es que esté de acuerdo con el decálogo propuesto. Pero es que no es vital posicionarse a favor o en contra, porque ante todo, creo que era un ejercicio de ironía, como muy bien señaló un comentario de Belano (cito el nombre porque me pareció de lo más acertado).

El tema planteado por Verdú lo quiso llevar Álvaro Pons a la esfera de la historieta y generó un buen número de opiniones encontradas. Pero lo que más me llamó la atención fue la extrema polarización entre los llamados lectores “gafapastas” y los “superheroicos”. Para explicarlo brevemente. Los llamados “superheroicos” consumen un cómic por puro entretenimiento, aunque no tiene que ser siempre cómics de superhéroes de la Marvel, para que nos entendamos. Los “gafapastas” (¡Dios, qué palabro!) consumen a su vez un cómic que además de entretener, genere debate, que incluya una apreciación intelectual de la obra (justo lo que decía Max el otro día, cuando le entrevistaron). Y cuando dices la palabra “intelectual” se monta la de Dios es Cristo. Y todo por un complejo brutal a llamar las cosas como son. Y no es que no se dijera esto mismo, el propio Pons aludió a que hay una corriente de opinión que asocia la palabra intelectual con insulto. De acuerdo. Y también es cierto que hay mucho de “querer ser intelectual porque queda chachi guay”. De acuerdo también. Pero lo que chirría es por qué una persona que consume historietas por entretenimiento está aceptada por la sociedad y el que se acerca a la historieta de una manera intelectual está al borde de la cámara de gas. ¿Qué pasa, que el cómic y el intelectual son de países distintos, no? O sea, que gente como Ana Merino, Antoni Guiral. Jesús Cuadrado, Antonio Martín y un largo etcétera son especies en extinción? Y la cantidad de personas anónimas que disfrutan de ese mismo tipo de cómic, habría poco más que desterrarlas por tener unos gustos contrarios a la masa. ¡¿Pero esto qué es?! ¡¿Ha renacido Pol Pot en España y yo sin enterarme?! Aquí, agradecí mucho el comentario de Carlos Vermut (autor que me encanta pero con el que además coincido en sus opiniones). Vermut vino a llamar a la calma, a decir que cada cual busque sus lecturas, su consumo del arte, ¡donde le dé la real gana! Más que una cuestión de elección de géneros concretos es una cuestión de preferencia personal. Amén.

El momento más crítico de la polémica lo viví cuando alguna persona comentó que no había ninguna necesidad de escribir un artículo tan largo (en referencia al de Verdú) para ironizar sobre el lugar de la literatura y provocar debate ¿? Pues nada, volvamos a las señales de humo porque no hay necesidad de una escritura elegante, de un uso inteligente de la retórica, ni de los juegos de palabras, ni de las metáforas, ni de la ironía ¡ni de nada! Aquí decidí que no podía seguir comentando.

Me recuerda mucho a la polémica de los años 60 sobre “Apocalípticos” e “Integrados”. ¡Pero en la actualidad se hace a la inversa! Si hace 40 años, los “Integrados” que asumían la cultura de masas fueron vapuleados por los cenáculos más reaccionarios. Ahora, parece que los “Apocalípticos” sufren el escarnio público por preferir un tipo de producto artístico que no se rige únicamente por la dictadura del entretenimiento. Han pasado 4 décadas y nuestra sociedad es más masiva que nunca. Algo tendrá que ver. Y sin duda también tendrá que ver la autoproclamación de algunos lectores “gafapastas” en consumidores de “la historieta de verdad y lo demás son chorradas de niñatos”. Me imagino que mucha gente habrá sufrido en sus carnes esta descalificación peyorativa y por eso se lanza a la yugular cuando algo suena o huele a “intelectual”. Ambas opiniones, reflejan carencias y se retroalimentan, subrayando más si cabe los límites de cada opción. Blanco o negro, “superheroico” o “gafapasta”...¿pero es realmente representativa esta división maniquea de los lectores de cómics?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues ante todo muy buenas. Confieso que es la primera vez que me dejo caer por aquí, pero me alegro de haberlo hecho aunque sólo sea para agradecer que me cites.

Y no es por corresponderte, pero estoy muy de acuerdo con lo que has escrito. Hace tiempo que observo cómo ciertos lectores amartiillan su revólver en cuanto alguien pronuncia la palabra "intelectual" o hace cualquier referencia a un texto desde un punto de vista digamos trascendente, es decir, que vaya más allá del mero entretenimiento. Y me llaman la atención reacciones tan viscerales por parte de quienes reclaman respeto para los productos de mero entretenimiento.

Me temo que hay que mantener una cierta distancia (a poder ser irónica, como propone Verdú) para que quienes no comparten gustos no se miren con desconfianza, unos por encima del hombro, otros con complejo de inferioridad.

Los textos como el de Verdú nunca son malos, aunque uno pueda estar en total desacuerdo con su contenido. Porque contienen ideas que, como tales, pueden ser apreciadas o desechadas (en este caso, argumentando). Y al que no le interese, que no lo lea, pero que no se ponga a la defensiva.

Y sólo una cosa más, el debate gafapasta-pijamero me parece pueril y cainita. No entiendo qué necesidad tenemos de andar buscando rivales entre gente con la que tenemos más cosas en común que lo contrario.

Un saludo!

Jorge dijo...

Belano,

una sorpresa y un placer que te pases por aquí. Me pareció acertadísimo y de sentido común lo que escribiste sobre el artículo de Verdú y la posterior polémica.

A mí me dejaron helado algunas opiniones que no soportan siquiera la palabra "intelectual" por toda la serie de connotaciones negativas con que está cargada semánticamente.

Vuelvo a estar de acuerdo con lo que dices y me alegro de encontrar personas liberadas de ese "complejo del intelectual".

Lo del debate gafapasta-pijamero o como se llame, sí, ese buscar rivales, opuestos, es definirse a través de lo que no eres. Cainita y pueril. De nuevo, no se puede expresar mejor.

Un saludo!

morri dijo...

Yo creo que no hay que hacer este tipo de diferenciaciones, que cada cual consuma lo que quiera.

He disfrutado tanto leyendo cómics de Spiderman como leyendo el Maus. Todo tiene cabida, mientras sean cómics buenos bienvenidos sean.

Jorge dijo...

morri,

Pues yo también me lo he pasado en grande leyendo a Conan y luego he disfrutado como un enano los cómics de Carlos Giménez. Lo que pasa es que ese debate gafapasta/pijamero yo no sé de dónde ha salido pero hay que ver cómo se pone la gente con este asunto!

Dr. Banting dijo...

No creo que el texto de Verdú, que a decir verdad es un coñazo insufrible y no tanto un fino ejercicio de ironia como algunos apuntan, nos conduzca al irremediable debate "gafasdepasta"/"marvelianos". Perlitas como la de eliminar la tercera persona en las narraciones me parecen "chorradicas bien gordas". En fin es lo que tiene este tio. Que despierta encontronazos. Me compre su novela/ensayo "El Planeta Americano" y me resulto curiosa...

A lo que ibamos, no se trata de atacar a los marvels o a los gafasdepasta (yo incluso crearía otra nueva categoria, la de los mangaadictos, que solo leen manga...estos si que estan tronados!!). ¿Que parece que ultimamente se ha montado una buena contra los "intelestuales"? No me extraña. De un tiempo a esta parte se ha montado una buena con ciertos grupusculos de "gafasdepasta" que son los que inexplicablemente deciden que una cosa forma parte de la vanguardia cultural o no. Y cuando este "cosa" comienza a ser conocida, corren raudos y prestos a desprestigiarla ("se ha vuelto comercial"). Hay una mania enfermiza por ser los primeros en catar las delicatessen. En un mundo como el nuestro, en el que practicamente TODA la cultura esta al alcance de todos, el poseerla ya no es motivo de orgullo, lo que importa es poseerla ANTES que el otro.

En cuanto a los comics gafasdepasta...No reniego del comic intelectual...el problema es que cuando leo tebeos a mi también me gusta la parte grafica del asunto. Y en muchos de ellos, brilla por su ausencia bajo la excusa de que es un comic "para pensar"...y para ver dibujitos bien hechos ya esta la Marvel!!!

Dr. Banting dijo...
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Jorge dijo...

dr. banting,

se puede estar o no de acuerdo con lo que dice Verdú pero el artículo al menos plantea dudas, escozores, incluso un mucho de polémica. Eso es lo que me gusta del texto.

Respecto al tema gafapasta/marveliano, vale, admito que muchos intelectuales se han ganado a fuerza que les miren mal, por tener un actitud irrespetuosa con ciertas obras y extremadamente complaciente con otras, según convenía. Pero eso ya es historia. Ahora estamos en una situación que más se parece a la dictadura del entretenimiento que la torre de marfil del intelectual que decide lo que es "cultura" y lo que no.

En serio, tendrías que haber leído el debate que se creó con la entrada del Pons. Es que hemos llegado ya a un punto en el que etiquetar a alguien de "intelectual" es equivalente a cagarse en su madre.

Cómics hay como golosinas, de todos los colores y sabores y cada uno tiene sus gustos. Pero esta tendencia a cerrarse en un género (superhéroes, costumbrista, humor...) y no ver más allá porque presupones que a) es una mierda, b) es una mierda "intelestual" o c) es una mierda "intelestual" pretenciosa, me parece una chorrada.

Mira, un ejemplo. Cuando leí por primera vez una historia de "Alack Sinner" la parte gráfica como que no me entraba. Y había leído mucho de los autores, de Muñoz y Sampayo, y quería leer por qué se suponía que eran tan buenos. Y continuaba sin entrarme. Pero lo leí y la historia me pareció cojonuda (la de "Nicaragua" por ejemplo) y mi idea del cómic cambió.

Se me podría tachar de copmplaciente con una obra que está encumbrada, que sigo a la masa, que no tengo criterio...

Vale. Pero es que la primera vez que me acerqué al "Don Quijote" también me llevé un chasco y cuando lo retomé más adelante me pareció y me sigue pareciendo una obra maestra. Salvando las distancias obvias, pero el caso es que tu opinión sobre una obra sí puede cambiar, ¡y tanto! Si no, estaríamos condenados a la "primera impresión".