Ya estamos otra vez con las comparaciones entre distintas disciplinas, distintas manifestaciones artísticas en las que (vaya usted a saber por qué) el cómic siempre resulta ser el elemento de la comparación en negativo. Esta vez es una crítica en El País de Roger Salas sobre un montaje de danza basado en las series negras de Francisco de Goya. Es evidente que el espectáculo no le ha gustado a este señor y se despacha a gusto con lo que para él es desvirtuar la obra de Goya. Me parece perfecto porque ni soy crítico de danza ni estoy en disposición de discutirle a Salas si es un buen o mal montaje.
Lo que sí estoy en disposición de criticar es el título del artículo "Goya como un cómic oscuro". En principio, nada negativo en esa frase. Pero cuando llegamos a este párrafo, que es el que relaciona el título y la comparación del montaje con el cómic, ya la cosa no está tan clara:
Refugiada en lugares comunes, la obra Goya, el sueño de la razón produce monstruos recurre a imágenes soportadas por un amplio aparato audiovisual (muy bien realizado en lo estrictamente técnico por Álvaro Luna), que manipula en exceso la obra del pintor aragonés hasta convertirla en una especie de cómic oscilante. Así, se mezclan las imágenes, se cambian las composiciones originales, se hace bailar a ciertos dibujos y hasta se hacen collages con los rostros del Aquelarre.
Obviamente, habría que ver el espectáculo para saber a qué se refiere con eso de "una especie de cómic oscilante". Lo que me llama la atención es que de toda la crítica que realiza el articulista, de todas las pegas que le ve al montaje, los diversos errores en la coreografía, en el uso de unas castañuelas metálicas, etc, etc, parece que lo que resume el citado (y al parecer pobre) montaje de Miguel Ángel Berna es que se parece a un cómic. A un cómic oscuro. Si esto no es vender noticias soltando carnaza, ya me dirá usted. ¿No había otra forma de titular esta reseña? ¿Realmente el titular da buena cuenta del texto de Roger Salas? A fé que no. Si alguien ha estudiado un poco de periodismo sabrá que de los titulares muchas veces cada una hace de su capa un sayo. Este titular sí es pobre. Muy pobre. Ni resume la reseña, ni aborda el texto en su esencia, ni siquiera es afortunado en la comparación. ¿O sí? Porque si lo que pretendía el autor era rasgarse las vestiduras ante un ataque (de tintes posmodernos) a la obra de Goya y relacionarla con un ¿género menor? ¿medio? como el cómic, entonces lo ha conseguido. Lo que pasa es que uno está ya bastante curadito en salud ante estas comparaciones y, sinceramente, me la traen al pairo.
sábado, 16 de agosto de 2008
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2 comentarios:
Pues por eso mismo tenemos que pasar ya hasta de mentarlos Jorge, que luego encima quedamos de histéricos, jejeje...
Que les den y nosotros a lo nuestro...
Pues va a ser que sí. No debería siquiera haber escrito esta entrada...
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